Compras exprés desde China, las nuevas cartas nigerianas.

Al igual que en los últimos años del siglo pasado y a principios de este, las cartas nigerianas han constituido un paradigma del engaño a nivel internacional, recientemente está incrementándose de una manera alarmante el fraude de las compras que se efectúan a una velocidad, que solamente podemos definir como exprés, desde China.

Aunque la existencia de este fraude tiene ya varios años, ahora está creciendo en cantidades realmente alarmantes, nosotros hemos tenido conocimiento, a través de consultas que nos han realizado empresas españolas, de tres casos en solo el último mes de junio, y cada una de ellas perteneciente a un sector totalmente distinto de las demás, en concreto a Alimentación, parafarmacia y servicios turísticos.

Metodología del timo

La metodología utilizada por los timadores es siempre la misma, con muy pequeñas variaciones:

Contactan con una empresa cualquiera, que han localizado mediante su página web, y se presentan como compradores interesados en una gran cantidad del producto que ofertan en la misma, pidiendo una oferta a la posible víctima de su engaño.

Ellos se presentan como una  empresa china del sector del vendedor o como una “trader” multiproducto, dando un enlace a  una página web, que ya tienen colgada al efecto (son páginas web muy generalistas y aunque algunas de ellas están muy bien montadas, es fácil darse cuenta, si nos fijamos, que no están especializadas en prácticamente nada y que incluso ni mencionan el producto que quieren comprar) y en cuanto reciben la oferta, inician una negociación muy “light”, pidiendo un pequeño ajuste de precio y poco más, para llegar a un rápido acuerdo con el vendedor para firmar el contrato de compra, casi siempre por una cantidad bastante elevada de dinero.

El paso siguiente es pedirle al vendedor que se desplace a China, para conocerse personalmente y firmar el contrato. Si consiguen que la incauta empresa mande a alguien allí, ya tienen la mitad de su trabajo hecho, le reciben normalmente en un hotel, rara vez en alguna oficina y nunca en ninguna fábrica, almacén o instalación importante y proceden a la firma del contrato, la cual suele hacerse con una celebración, que por supuesto corre a cuenta del vendedor y a la que invitan a cantidad de amigos que figuran como diferentes cargos de la empresa: Director general, director comercial, director de producción, director internacional, director de calidad, director financiero y un larguísimo etcétera, que se corren una buena juega, muchas veces con señoritas incluidas a cargo del vendedor.

Una vez firmado el contrato, y con el vendedor extranjero feliz por la buena operación realizada, pasan a informarle de la necesidad legal, en China, de pasar el contrato por el notario para dotarle de la necesaria validez y efectuar el primer pago, o abrir el crédito documentario. Desgraciadamente este paso por el notario tiene un costo de un uno o dos por ciento sobre el valor total del contrato y debe de ser abonado, por anticipado, por el vendedor, aunque ellos se prestan, con mucho gusto, a facilitar las cosas a las empresas extranjeras y pueden encargarse de hacer el abono de este importe al notario, previa transferencia a su propia cuenta corriente del importe a ser abonado en el supuesto pase por la notaría.

Aunque el vendedor suele dudar, la ilusión de haber hecho una importante y fructífera venta en el mercado chino, sin esfuerzo alguno y la amortización de los gastos del viaje en que ya ha incurrido, así como del posible pago de la juerga a que dio origen la firma del contrato, le piede llegar a empujar a arriesgar ese dos por ciento, con lo que el primer negocio de los estafadores ya está hecho.

A su vuelta al país de origen, el vendedor reclamará el pago inicial y recibirá un prolijo mail del comprador, explicando que debido a las regulaciones bancarias en China, para poder hacer el pago hay que abrir una cuenta en divisas (dólares o euros) y que dado que ellos no tienen, por el momento esa disponibilidad en moneda extranjera, aunque si en remimbis, le pedirán al vendedor que sea él quien efectúe una transferencia de una determinada cantidad en divisas, para con ellas abrir la cuenta, cambiar los remimbis y efectuar el pago inicial, al que añadirán la cantidad “amablemente” prestada por el vendedor.

Normalmente aquí suele terminar el engaño, pero se han dado casos de vendedores que además de abonar todo lo anterior, han vuelto a picar al solicitárseles por los “compradores” el pago de certificaciones, licencias de importación y cualquier otra cosa que pueda ocurrírsele a  los estafadores.

Evidentemente no todo el mundo entra al trapo y muchas empresas son lo suficientemente profesionales en el mercado internacional para oler la tostada desde el principio, ahora bien, ante la posibilidad de entrar en un mercado complicado, hacer una operación inicial importante y con unos márgenes satisfactorios ¿quién es quien no está tentado de probar?, además siempre existe la posibilidad de que la operación, por difícil que pudiera parecer, llegara a ser cierta.

Indicios de que se trata de un timo

Hay varios indicios que siempre deben de encender nuestras alarmas:

Nadie compra sin haber recibido previamente muestras y hacer una pequeña operación piloto, es decir querer cerrar un contrato, sin haber analizado las muestras del producto y haber hecho una pequeña compra de tanteo, ya es motivo suficiente para hacernos pensar que estamos ante un engaño.

Las discusiones en el mercado chino, sobre los precios y las condiciones contractuales, suelen ser largas y con mucho regateo, alguien que nos compre con un pequeño descuento sobre el precio ofertado o que no discuta las condiciones de pago, especialmente cuando este es por adelantado, es también un indicio claro de que la operación no va a llevarse nunca a término.

Será siempre el comprador quien quiera ver las instalaciones del vendedor y como se elabora, presenta y comercializa el producto a comprar, no tienen pues sentido el que no sea el comprador quien venga a España a firmar el contrato y quiera que sea el vendedor el que viaje a China para hacerlo, además en su inmensa mayoría los contratos de compra/venta se firman sin la presencia física conjunta del comprador y el vendedor. Huyamos pues de los viajes que nos proponen e invitemos a los compradores a venir a vernos a nosotros, incluso podemos llegarles a ofrecer sufragar parte de sus gastos en España, normalmente nunca vendrán.

En China no hay ninguna legislación que obligue a pasar los contratos comerciales, normales y corrientes, por un notario y muchos menos que indique que sea el vendedor quien tiene que pagar esos costos” y por adelantado”.

Finalmente, y aunque nos pueda parecer increíble, para los timadores el hecho de que el vendedor les pague a ellos y a sus amigos una buena cena y una juerga, les compensa por el trabajo realizado para hacerle viajar a China y hacerse cargo de los gastos, aunque, lógicamente, si también consiguen sacarle los gastos de notario, los de apertura de la cuenta en divisas, las certificaciones y licencias de importación inventadas, será miel sobre hojuelas para ellos.

Conclusiones

Todo lo anterior no quiere decir que no existan posibilidades puntuales de efectuar alguna operación rápida en el mercado chino, pero lo habitual es que la entrada en el mismo haya que hacerla con paciencia, de la mano de alguien que conozca el mercado y asumiendo que habrá que incurrir en gastos comerciales previos y que tardaremos en recoger los frutos, que por otra parte pueden ser realmente provechosos.

Ante las ofertas de compra que recibamos, por contactos a través de  nuestra web, o a través de amigos no claramente especificados, habrá que ponerse en guardia y en todo caso consultar con alguna empresa, como la nuestra, que lleve tiempo en el país, que tenga empleados locales con experiencia y que nos pueda hacer las investigaciones necesarias para no ser víctimas de estas nuevas cartas nigerianas en forma de compras exprés desde China.

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